En tu piel

Dr. Mortiis Tatoo Clinic Santiago de Compostela

El sillón de tatuajes le resultaba confortable y familiar a partes iguales.

Jim Morrison fraseaba “Riders on the storm”, cuando recostó la cabeza, despreocupada, y cerró los ojos. Le aburría profundamente el metódico protocolo de preparación: puertas de vitrinas volando, metros y metros de film abrazando los utensilios, sprays escupiendo suero esterilizante….

Hasta que la aguja comienza a vibrar y abre los ojos.

La primera acometida de la aguja produce un escalofrío que te eriza la piel y te atraviesa el cuerpo, despertándote del letargo vital de la rutina. Después, comienza a deslizarse firme, dibujando los primeros trazos mientras tomas aire con fuerza, para saborear cada momento. Los poros comienzan a teñirse de negro y la sangre fluye mezclándose con la tinta.

Es como el arañazo constante de un gato, si es que te gustan los gatos. Es, como si esa pantera esplendorosa, que comienza a tomar forma sobre ti, te estuviese desgarrando la piel y las entrañas, mientras te lame suavemente la mano.

La aguja dibuja lo que tu alma vomita y esa pantera eres tú, triunfando sobre tu propio cuerpo para mostrarte tal y como eres.

El guante de látex te roza asépticamente el pecho y ese olor a goma lo inunda todo.

La pantera ruge feroz sobre ti, con las fauces abiertas de par en par en un poderoso pigmento carmesí.  La cola, aterciopelada, se enrosca en tu cintura y te acaricia el ombligo. Su cuerpo sinuoso se contonea sobre el tuyo, volviéndose todo uno.

Por momentos, las lágrimas quieren asomarse por tus ojos. Por momentos, un gemido de placer quiere asomarse a tu garganta. Tú, aguantas impasible y sonríes con complicidad a ese hombre del hemisferio sur que ha dibujado en tu piel todo lo que la vida te ha vertido dentro.

Cuando se paró la aguja, Janis Joplin desgarraba “Cry Baby”.  Él le pidió que se girase, para continuar con la parte de la espalda.  Movió la cabeza con lentitud, sonriendo y sudando.

De nuevo, la aguja te fustiga la piel. La pantera comienza a trazar su abrazo de tinta, rodeándote, trepando por tu cuerpo, suave y zalamera. Sus garras te acuchillan el costado. Duelen las costillas frágiles bajo la piel herida. Tú eres esa pantera poderosa, curtida por los zarpazos de la vida, tan suave sin embargo por momentos. Tan majestuosa siempre, haciéndote dueña y señora de tu destino.

Tu corazón bombea con intensidad la sangre polícroma que derrama el cuerpo de la fiera sobre tu espalda desnuda. Las formas se definen sobre tu piel, que ya es otra piel, vivida, teñida, pintada, hoy herida y mañana cicatrizada.

El frio del desinfectante la sacó del todo del trance erizándole cada poro. Vio el nuevo aspecto de su piel y se gustó más que ayer.

“Hey baby, take a walk on the wild side” farfullaba Lou Reed a su lado mientras él la ayudaba a incorporarse.

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